jueves, 2 de octubre de 2008

Carta abierta a los vecinos de Villa Ballester Por motivo de las marchas y la junta de firmas para pedir más seguridad en nuestro partido.

Ese día no quisimos dejar de dar nuestra opinión al respecto, y fuimos a repartir la siguiente carta en plena marcha por "SEGURIDAD"... (1-Se habían escuchado, por TV, cosas que no compartimos ni tantito... y 2- Estabamos en plena vacaciones!!!)
San Martín, 8 de Agosto de 2008

Antes que nada necesitamos decir que en los mails no se aclara quien convoca a esta marcha por seguridad. No sabemos si fueron los familiares y amigos de las víctimas o los vecinos autoconvocados. Para la próxima, pedimos que se aclare esto. Este pequeño detalle dará más transparencia y fuerza a este tipo de iniciativa cívica. Siguiendo con esta idea pasaremos a presentarnos. Convocaban a Instituciones y nosotros no quisimos dejar de estar presentes. Somos los representantes de los estudiantes del Instituto Superior de Formación Docente Nº 113 “EE.UU.” de San Martín, a través de su Centro de Estudiantes. En nuestra institución se forman los docentes que desde el Profesorado de Nivel Inicial, hasta los de Historia y Filosofía, ya estamos atravesando la educación escolar de los niños y adolescentes de nuestra nación.
Desde éste lugar, el que ocupamos en la sociedad por nuestra profesión, – el lugar en la sociedad es dictado antes que nada por el trabajo- pero sobre todo por nuestra vocación, queremos hacer un comentario sobre la situación que nos toca vivir. Muchos de nosotros vivimos en Ballester, y ya son varias las casas donde pasamos sin poder olvidar que alguno de sus integrantes ha sido víctimas mortales de la inseguridad. Caminar por las calles, para los que tenemos memoria, realmente es difícil. Saber que en tal o cual hogar hay una ausencia irremplazable producto de una situación insostenible es muy triste. Muchos otros compañeros viven en alguno de los 61 barrios precarios de nuestro partido. La mayoría de los alumnos con los que trabajamos provienen de ellos también. Los vínculos que se establecen nos permiten conocer todas las realidades de nuestro partido. Conocemos la inseguridad de los más desprotegidos. Y sobre todo de los niños. Esta posibilidad de conocer la pobreza extrema y la carencia en todas sus manifestaciones, principalmente la afectiva, es una constante en nuestro trabajo. Pero también conocemos las carencias de nuestras instituciones educativas, digamos que de su falta de correspondencia con la situación actual, con respecto a las inquietudes de los educandos, de sus problemáticas familiares, en definitiva de su situación social. Miles y miles de niños a la deriva, que dejan de ir a la escuela, que van sin ganas, sin confianza en lo que la escuela les puede ofrecer. Centenares que no han ido nunca. En nuestro partido.
Suele asociarse la delincuencia con la pobreza. Los más desprotegidos, no sólo tienen que sufrir eso, la desprotección, porque son los que tienen que convivir con los ladrones, narcotraficantes, violadores y demás, sino que además sufren el estigma del resto de la sociedad. “San Martín tiene más de una villa por cada 1000 Km2, necesitamos más seguridad” se ha escuchado por televisión en los últimos días.
Apelemos a la actitud de la clase media, a los vecinos de Ballester tal vez. Hemos dejado de creer en el Estado, por eso tenemos Seguridad Privada, mandamos a nuestros hijos a Colegios Privados. Seguramente pagamos una obra social también privada. No nos fuimos a vivir a un Country, aunque a muchos seguramente les gustaría. Pero hasta donde llegará nuestra vida “privada”. Gozaremos algún día de la propiedad de calles, rutas o avenidas “privadas”, para no morir en ellas por la inseguridad vial que tanto aqueja también a nuestra sociedad. ¿Cuanto tiempo más permaneceremos alejados de la vida pública? ¿Cuál es el límite? El nuestro son los chicos. Todos. Porque damos clases en los privados también.
¿Qué buscamos, seguridad, o sentirnos seguros? Si buscamos lo segundo, esta bien pedir más policías, más -y mejores- cárceles, cambios en las leyes penales, tal vez. Todas cosas que pretenden curar, no prevenir. Ahora si pretendemos seguridad, pensemos más profundo. Seamos más sinceros. Pidamos (sobre todo) trabajo digno, mejor y más educación, y pidámonos a nosotros mismos más sinceridad, más reflexión y protagonismo para cambiar estas cuestiones.
Desde nuestro lugar, no podemos dejar de pedir a la sociedad que nos ayude en nuestra ardua tarea. La educación debe ser nuestra prioridad como sociedad, y hoy en día, no se escuchan muchas voces que reclamen por ella.

«Educar a los niños y no será necesario castigar a los hombres»
Pitágoras.

CENTRO DE ESTUDIANTES DEL I.S.F.D. Nº 113 “EE.UU.”

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